La creencia en la brujería está documentada desde épocas muy remotas, pero fue en siglo XIII cuando la idea se convirtió en una auténtica obsesión y empezaron desencadenarse persecuciones organizadas por la Iglesia.
Antes de ello las mujeres a las que se llamaba Brujas eran respetadas por su profundo conocimiento sobre la naturaleza, eran expertas en árboles y plantas, las utilizaban para sanar y realizar curaciones, además eran las encargadas de pasar estos saberes ancestrales a las nuevas generaciones.
Las Brujas eran parteras, conocían métodos anticonceptivos y practicaban abortos con hierbas, además brindaban cuidados a les recién nacidos. Al propagarse el catolicismo en Europa se propagó también la idea que al dar estos cuidados las Brujas ofrecían a les niñes al demonio.
Hoy la cacería de mujeres continúa, es mal vista la que decide no tener hijos para dedicarse a cultivarse a si misma, cualquiera que busque despegarse de la sumisión y roles de género impuestos llevará un castigo violento, que a veces desemboca en feminicidio.
Esta exposición busca resignificar el arquetipo de la Bruja. Las artistas que participan nos comparten un vistazo a un mundo donde el conocimiento de las Mujeres Sabias es reconocido como benéfico para la vida de todos los seres, pero principalmente para ellas mismas, a través de ello nos alejan, de la misoginia, una idea nacida hace siglos que prevalece en nuestros días.
Las artistas al hacer su propia interpretación de este tema enaltecieron la existencia femenina, plasmaron el misticismo de la naturaleza y a través del arte logrando la intención de esta exposición: dignificar a todas las mujeres.
— Sofia Weidner, curadora.